¿Cuál es nuestra naturaleza?
El cuento acerca del yogui Ramakrishna que rescata el alacrán del río es profundamente instructivo. A veces vemos este nivel de compasión en los niños, que viven más cerca del suelo que los adultos y por lo tanto son más propensos a detectar gusanos y otras criaturas pequeñas en dificultades. En ciertas estaciones, en un paseo por la naturaleza, un niño puede quedar completamente absorto por un pequeño pájaro caído de su nido, o una abeja atrapada en la red de una araña. Cuando somo más altos y supuestamente más maduros, a menudo pasamos por alto estos pequeños dramas.
Pero la explicación dada por Ramakrishna a sus discípulos es también una lección a aprender. El alacrán le picó porque estaba en peligro, y en esa condición, la naturaleza de un alacrán es picar. Pero la naturaleza de Ramakrishna, consagrado a lo Divino, es ayudar a los que están en apuros, y ¿por qué ante una naturaleza diferente habría de negarle esto?
No podemos esperar nada diferente de un frenético alacrán porque se comporta tal como ha sido creado. Al ser humano, en cambio, se le ha dado unos pocos granos de libre albedrío, y con ellos podemos tomar decisiones. Se podría decir que la naturaleza de nuestro cuerpo físico es evitar el dolor, pero si Ramakrishna hubiera prestado atención a ese mensaje, sin duda el dolor de su compasivo corazón habría sido mayor que la picadura de un alacrán.
No todo el mundo comparte su entorno con alacranes, pero en todas partes del mundo hay personas que, angustiadas por las dificultades de la vida, pueden picar o herir a quienes los rodean. No es necesario que busquemos este dolor, si puede evitarse, pero tampoco deberíamos ser disuadidos de ofrecer a nuestros vecinos lo que quiera que nuestra verdadera naturaleza nos urja a ofrecer.
Traducido por Inam Anda