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Cuando Hazrat Inayat Khan trabajaba en Occidente para difundir la sabiduría del Sufismo, notó que a menudo le hacían cierta clase de pregunta, usualmente formulada de la siguiente manera: “Pero ¿qué es la verdad? ¿no podría simplemente decirnos la verdad?” Y en esos momentos deseaba tener algo sólido, como un ladrillo, en el cual escribir la palabra ‘verdad’ y dárselo a la persona diciendo, “Aquí tienes. Esta es la verdad ¡sujétala fuerte!”

Claramente quienes formulaban la pregunta sentían que el Maestro sabía algo que ellos no conocían, algo que debía ser comunicable de forma que ellos pudieran entender. Sin embargo, como los sabios han entendido desde el principio de los tiempos, las personas ven de acuerdo a su propia forma de pensar; cada uno llega al pozo con su propio recipiente, algunos con un dedal, algunos con una taza, algunos con un gran balde. Si llevas a un carterista al Taj Mahal, no verá una sinfonía majestuosa que quita el aliento en el mármol tallado, sino que verá miles de carteras y bolsillos atractivos.

La ciencia moderna, tras probar esta sabiduría eterna con muchos estudios, la llama ‘sesgo de confirmación’: la interpretación de lo que percibimos para respaldar lo que creemos. Si hemos crecido en cierto lugar, por ejemplo, naturalmente lo usaremos como nuestro estándar de belleza, y si sentimos un fuerte antagonismo contra un grupo en particular, será muy difícil para nosotros ver algo bueno en sus miembros. Naturalmente, esto plantea un problema para las almas que han despertado espiritualmente, los hermanos y hermanas mayores de la familia humana que viene de tiempo en tiempo a cuidar de los niños del mundo. ¿Cómo ayudar a la humanidad a salir de sus falsas ilusiones? En nuestra época actual, talvez la respuesta sea: con gentileza. En el Nirtan, Gamakas, Hazrat Inayat Khan dice “El Mensaje es un llamado para aquellos a quienes les ha llegado la hora de despertar, y una canción de cuna para quienes todavía están destinados a dormir.”

Aquellos que han tomado el camino Sufi (¡o que han sido tomados por él!) podrían asumir que estamos entre los que han despertado, pero no por ello deberíamos pensar que estamos libres de sesgos. Mira de cerca a quienes están a tu alrededor y verás que cada uno sigue una forma de Sufismo que expresa su propia naturaleza y carácter; algunos, que no pueden tolerar reglas o regulaciones, te dirán que el Sufismo es libertad para hacer lo que deseas; otros, con hambre por lo exótico, podrían estar atraídos por los aspectos culturales del Este; y así sucesivamente. Y habiendo observado esto en otros, también podríamos mirarnos al espejo y preguntarnos: ¿cuál es la forma de MI Sufismo? Y, ¿hay alguna manera de ampliarla?

Traducción Darafshan Daniela Anda

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