¿Dónde está la sabiduría?
La vida en el mundo puede ser confusa. Constantemente nos vemos obligados a elegir entre opciones conflictivas; lo que parecía ser confiable prueba ser ilusorio; lo inesperado nos pone a prueba de varias maneras; tenemos dudas sobre nuestras habilidades; no sabemos qué es lo que realmente queremos, y así sucesivamente. Es comprensible que busquemos consejos sabios.
Hoy en día, esto puede significar consumir una dieta constante de bocadillos espirituales a través de los medios sociales, pero para algunos, significa consultar una u otra escritura sagrada. Estas son las sabias palabras de grandes almas, dadas para ayudar a la humanidad en su camino hacia la meta, aunque a veces parece que estamos leyendo una fotocopia borrosa – una traducción, o tal vez una traducción de una traducción, de una copia de una versión de un informe – dada de buena fe por alguien que creemos ha conocido a alguien que conoció al Maestro. Esto podría hacernos pensar en la historia de Nasrudín y la sopa.
Una publicación reciente indicó que aunque podamos viajar toda nuestra vida para alcanzar al Uno, el Uno no está lejos. Estamos abrazados por el Uno ahora mismo, y estamos sólo ausentes de esa Presencia en nuestra ilusión. De la misma manera, tampoco las almas iluminadas son inalcanzables; su luz, su sabiduría está siempre presente, si tenemos la capacidad de reconocerla.
Esa es la lección detrás de la historia del rey que no sabía árabe. La historia fue contada por Mevlana Jelaludín Rumi para ilustrar el punto de que las explicaciones – intentos hablados o escritos para desplegar la Verdad – pueden ser útiles cuando no captamos la esencia. Pero si, como el rey en la historia, tenemos la intuición para poder escuchar el sentido del poeta, entonces las palabras se vuelven menos importantes.
Esta es la lección que podemos encontrar en el tercero de los Diez Pensamientos Sufíes: “Hay un Libro Sagrado, el manuscrito sagrado de la naturaleza, la única escritura que puede iluminar al lector”. El sufí respeta todas las escrituras sagradas, pero reconoce que han sido inspiradas nada menos que por la guía silenciosa de la naturaleza. Cuanto más nos sintonicemos con la naturaleza y aprendamos que no sólo se encuentra en agradables espacios verdes, sino que es omnipresente, menos tendremos que buscar la sabiduría, porque la sabiduría será entonces nuestra constante compañera.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.