Who Said What to Who? (Spanish version)

¿Quién le dijo qué a quién?

Recientemente se publicó una pregunta acerca del término central de la enseñanza de Hazrat Inayat Khan: El Mensaje. A veces se habla de éste como “el Mensaje de Dios”, a veces de “el Mensaje de Libertad Espiritual” o de “Amor, Armonía y Belleza”; a veces de “el Mensaje Sufi” – no porque pertenezca a los Sufis, sino porque Hazrat Inayat Khan dijo que era responsabilidad de los Sufis ahora difundir el mensaje al mundo. Pero, para parafrasear la pregunta, ¿qué es exactamente el Mensaje?

La simple palabra “mensaje” viene de una raíz que significa “algo enviado”. Desde tiempos muy antiguos tenemos ejemplos de este comportamiento humano de hablar a través de largas distancias. Los reyes enviaban mensajes a confines lejanos de sus reinos, dando instrucciones a los comandantes militares o pidiendo el pago de tributos. Con el establecimiento de los servicios postales, escribir cartas se convirtió en un arte que entreteje a la sociedad, un arte practicada a veces con gran destreza y delicadeza. La tecnología moderna ha dado al mundo una especie de intoxicación de mensajes, con millones de mensajes que vuelan por el aire cada momento, a veces con comunicación destinada a alguien que está sentado en el mismo salón que el remitente. Creemos que sabemos lo que es un “mensaje”, pero desde un punto de vista Sufi, un mensaje es una trinidad compuesta de un remitente, lo que se envía, y aquel que lo recibe.

Algunos mensajes parecen ser muy directos y de fácil comprensión. Supongamos, por ejemplo, que aparece un mensaje en nuestro teléfono: “Habrá truenos y centellas”. Uno podría concluir que se pronostica lluvia y que hará falta un paraguas. Pero, ¿si el mensaje fue enviado de un amigo que vive en otro continente? En ese caso, quizá es el amigo quien necesita el paraguas. O, ¿qué tal si vino de un conocido con una mente poética y se refiere a una reunión difícil que vendrá? Saber quién envió el mensaje, en otras palabras, ayuda a revelar el significado. Para dar otro ejemplo, suponga que llega un paquete, lleno de cosas, algunas que nos gustan y algunas que no, pero no hay ninguna nota escrita. Podríamos decir, “¿por qué no hay mensaje?” pero por supuesto el paquete mismo es un mensaje. Si sabemos que viene de un ser querido, veremos el paquete de una manera; si viene de alguien que miramos con sospecha, lo veremos de manera diferente. No podemos ver un mensaje como un conjunto de palabras o pensamientos autónomos; su significado está en la relación entre quien lo envía y quien lo recibe. Sin duda aquellos que están familiarizados con algunos aspectos de la enseñanza Sufi habrán reconocido el pensamiento paralelo “Dios es amor, amado y amante”; el amor, así como el mensaje, no existe aisladamente sino que es la flecha del arco que une al cazador con la presa. (Y en un hermoso símbolo, el Dios Hindú del Amor lanza flechas, igual que lo hace Cupido, pero las flechas tienen flores en la punta)

Mirando ahora al “Mensaje de Dios” podemos ver porqué es imposible resumirlo en pocas palabras; porque tocaría a cada persona, a cada aspecto de la vida, de manera diferente. En una publicación reciente, “Lo que el mensaje trae” Hazrat Inayat decía “Trae intuición al mundo de la ciencia, armonía al mundo del arte, unidad al mundo social, y lo divino del hombre al mundo de la religión” La Voz Divina está hablando en todas partes, en toda circunstancia y, como dijo Jesús, “aquellos que tienen oídos para oir, oirán”.

Cómo escuchamos esa Voz, lo qué escuchamos de ella, dependerá de nuestro entendimiento del Remitente, nuestra relación con esa Fuente perfecta. Si nuestra imagen de Dios es de Uno que es distante, indiferente o crítico, podríamos pensar ya sea que no hay ningún mensaje, o que el mensaje está regañándonos por nuestros errores (y como las cartas de cobranza, preferimos dejar el mensaje sin abrir). Si nuestra imagen de lo Real es la de un padre que nos creó por amor incondicional, sentiremos el mensaje de otra manera.

Por lo tanto, no sería preciso decir que los Sufis tienen la tarea de entregar el Mensaje de Dios; el mensaje viene, como siempre lo ha hecho y como siempre lo hará, por sus propios medios; pero la necesidad es exhortar al mundo a escuchar, a reflexionar en lo que Dios puede querer decir a cada uno de nosotros individualmente: preguntarnos, “¿Qué es lo que la Perfección del Amor, Armonía y Belleza quiere que yo escuche?”

Traducción : Baasit Patricio Carrillo

3 Replies to “Who Said What to Who? (Spanish version)”

  1. Murad Martha Echeverry

    Que sabia y clarificadora enseñana. Con ella podemos entender los puntos de vista tan diferentes de todos los que nos rodean, comprenderlos y aceptarlos

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