About Mastering Practices (Spanish version)

Sobre el Dominio de las Prácticas

En respuesta a la pregunta acerca de la importancia de realizar nuestras prácticas regularmente, Hazrat Inayat Khan dice, entre otras cosas, “Nunca evadas las prácticas, por más cansado que estés, porque una vez que hayas dominado la práctica, la misma práctica quitará el cansancio.” Es una idea que merece atención adicional.

A menudo abordamos nuestros ejercicios espirituales como algo similar al gimnasio o a un centro de entrenamiento, donde tantas repeticiones, tantos minutos de esfuerzo, nos recompensan con mejor salud. Levantar pesas, ejercitar nuestro cuerpo con música energética o sudar en una máquina de ejercicio, son cosas que se realizan por el efecto que tienen, no porque sean particularmente agradables en sí mismas. Cuando iniciamos el camino espiritual y nos dan ejercicios diarios – la respiración de purificación de los elementos, por ejemplo, o las oraciones sufís – podemos tener el mismo sentimiento: una especie de aburrimiento leve apaciguado por el sentimiento de que de alguna manera esto nos hará bien, y que de todas formas no tomará mucho tiempo.

Algunas personas no pasan de este estado. En cuyo caso se alejan de sus prácticas y, tarde o temprano, concluyen que de todas formas no había en ese camino Sufi tanto como habían imaginado inicialmente. Otros perciben que algo crece a medida que persisten en sus prácticas y, con el tiempo, llegan a reconocer que las prácticas se pueden realizar por su propio bien, y no por algún mérito que pueda lograrse a través de su repetición.

Un buen ejemplo de esto está en las oraciones. A muchas personas les enseñaron a rezar en su infancia, como parte de su educación religiosa, pero si fueron enseñadas por personas que rezaban mecánicamente, sin entender, entonces su enseñanza no las animó; tuvo el efecto contrario, y ahora quizás sienten la oración como algo sofocante, algo ante lo cual rebelarse. Tal persona no aprendió que una oración es algo vivo, y si nos sintonizamos con esta de manera apropiada, nos traerá más vida. Hay estados de esta afinación; aprendemos la forma y después comenzamos a descubrir la vida de la oración – pero como dijo un místico Jasídico, nuestra oración no está completa hasta que, cuando oramos, sentimos la respuesta de Dios.

El nivel de afinación es a lo que Hazrat Inayat hacía referencia con el dominio de la práctica, y aplica a todos nuestros ejercicios. Las diversas concentraciones y disciplinas, las repeticiones de palabras sagradas, los patrones de respiración y las meditaciones no se dan para que podamos sentirnos piadosos, sino para que podamos dominarlos. En ese domino, como dijo Hazrat Inayat, hay vida y luz y poder e inspiración – suficientes para quitar todo cansancio.

Traducción al español: Darafshan Daniela Anda

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