Hazrat Inayat : El Arte de la Personalidad (2) pt IV
En la última publicación de esta serie, Hazrat Inayat Khan ofrece una comparación esclarecedora entre el arte de pintar un cuadro y el arte de la personalidad. La publicación anterior de esta serie puede encontrarse aquí.
No es un tema del que se pueda decir: no es mejor que cualquier otro tema. Por el contrario, este es un tema de la mayor importancia. Existen millones de musulmanes que, al escuchar el nombre del Profeta, sus ojos se llenan de lágrimas. ¿Qué es? ¿Es la enseñanza que el Profeta ha dado? Lo que les toca es la personalidad del Profeta; su personalidad ha transmitido la profunda impresión que nunca se Puede borrar, que todavía permanece allí. Por lo tanto, el arte de la personalidad es mágico. Los pescadores entre los que Jesucristo tuvo que caminar eran incapaces de conocer la grandeza del Maestro y no estaban listos para comprender el Mensaje que había traído. Y aun así, solían quedar cautivados por la personalidad del Maestro. ¿Cómo fue eso? No fue que recibieron una nueva enseñanza. Fue el ejemplo ante sus ojos.
Los sufis de todas las épocas consideraron el arte de la personalidad de la mayor importancia. La teoría yogui del ascetismo no tiene nada que ver con esto (el arte de la personalidad). Es otra cosa. Pero los sabios de todas las épocas que enseñaron que Dios mismo se ha manifestado en forma de hombre, quien de un individuo se convirtió en una persona, ven en esto el cumplimiento del propósito de la vida.
Y ahora alguien podría preguntar: ¿cómo se aprende el arte de la personalidad? De la misma manera que se aprende el arte de pintar o dibujar. En primer lugar, uno aprende cómo dibujar una línea recta, una línea horizontal, un círculo, una curva. Y en el aprendizaje del arte de la personalidad es lo mismo: cómo decir algo y cómo no decirlo, cómo evitar decir algo y cómo decir algo sin decirlo.
Luego uno aprende el arte de la luz y la sombra, que es el siguiente paso. Y la luz y la sombra es cómo ocultar una cierta parte en la conversación y hacer que la otra parte cobre protagonismo. Y entonces viene la coloración. Hay una gran variedad de colores. Cada sentimiento, cada pensamiento, cada idea tienen su color particular. Y cuando una persona sabe cuántos de estos colores hay y cuando compone con ellos todo lo que dice y hace en la vida, entonces, esto se convierte en el arte de la personalidad. No es nada si una persona ha coleccionado diamantes, o si tiene perlas, o si tiene rubíes. ¿Qué pasa si no ha desarrollado en su personalidad esa preciosa cualidad que hace que una persona sea preciosa? ¿Qué es? Todas esas cosas no son nada.
Hay cuatro grados a través de los cuales uno desarrolla el arte de la personalidad. El primero es cuando una persona se ha vuelto reflexiva. Entonces comienza a observar sus pensamientos, a mirar sus acciones. El segundo grado es cuando no solo observa sus pensamientos y mira sus acciones, sino que es capaz de controlarlos. El tercer grado es cuando un flujo espontáneo de simpatía brota de la persona, que es natural; cuando su actitud es extrovertida, cuando su personalidad atrae y cuando su personalidad se vuelve una bendición. Y el cuarto nivel es un nivel en el que, sin hacer ningún esfuerzo, el artista crea el arte de la personalidad. En este grado el artista se vuelve el arte mismo, y haga lo que haga, todo se convierte en un hermoso cuadro.
Traducido por Inam Anda