Hazrat Inayat: Despertar pt XI
Continuando con la extensa enseñanza sobre el despertar del alma, Hazrat Inayat Khan ahora enfatiza que esto simplemente significa despertar de un sueño a la realidad, así como el paso de esta vida física al más allá es un paso de la ilusión a lo real. La publicación anterior de la serie se puede encontrarse aquí.
Cuanto más pensamos en eso y cuanto damos una ojeada al más allá, más nos daremos cuenta de que, lo que hay detrás del velo de la muerte es despertar a otra esfera tan real como ésta, incluso más real. ¿Qué es real? Real es el alma, la consciencia misma. El pasado es un sueño, lo que vendrá es esperanza. Lo que uno experimenta parece real, pero es solo un indicio. El alma es real, su fin es darse cuenta de sí misma. Su liberación, su libertad, su armonía y paz, todo depende de su propio desenvolvimiento. Ninguna experiencia exterior puede hacer que el alma se de cuenta de lo real.
¿Por qué no podemos ver el alma? Podemos ver el cuerpo y de nuestros pensamientos podemos pensar que tenemos una mente porque el pensamiento se nos manifiesta en forma de una imagen mental. ¿Por qué no vemos el alma? La respuesta es que, así como los ojos pueden ver todas las cosas, pero no a sí mismos, así es con el alma. El alma es la visión misma, mira todo, pero en el momento que cierra sus ojos a todo lo que ve, entonces su propia luz hace que ella se manifieste a su propia vista. Es así como las personas toman el sendero de la meditación, el camino por el cual entran en contacto con ellas mismas, con su alma. Se dan cuenta de la continuidad de la vida, que es inmortal, se dan cuenta de la independencia de la vida al entrar en contacto con su alma.
Ahora alguien puede preguntar, “¿Qué pasa con aquellos que vienen a este mundo en una condición miserable, mientras otros vienen en buenas condiciones? ¿No es algo innato en el alma? No, es algo que el alma ha traído consigo como la carga de un camello: está en su espalda, no en su interior. Así ocurre con la carga del alma.
Otra pregunta es, “si el alma está despierta, ¿cómo se despierta y quién la despierta?” Observamos que el despertar para la naturaleza es la primavera. Ella está dormida todo el invierno y despierta en la primavera. Hay un tiempo para el mar, cuando el viento sopla y trae buenas nuevas, como si se despertara del sueño; luego las olas se elevan. Todo esto muestra conflicto, muestra que algo lo ha tocado y lo pone intranquilo, impaciente; hace que quiera emancipación, libertad. Cada átomo, cada objeto, cada condición y cada ser viviente tiene un tiempo de despertar.
A veces hay un despertar gradual y a veces hay un despertar repentino. Para algunas personas llega en un instante – por un golpe, por una decepción, o porque su corazón se ha roto por algo que sucedió repentinamente. Pareciera cruel, pero al mismo tiempo el resultado es un despertar súbito y este despertar trae una bendición más allá del alago. La perspectiva cambió, la percepción se profundizó; el gozo, la quietud, la independencia y la libertad se sintieron y la compasión se mostró en la actitud. Una persona que nunca perdona, que le gusta vengarse, que fácilmente se enoja y se contraría, una persona que mide y pesa, cuando su alma se despierta, en un instante se convierte en alguien diferente. Tal como el emperador de India, Mahmud Ghaznavi dijo en una línea muy, muy bella, “Yo, el emperador, quien tiene miles de esclavos esperando mis órdenes, desde el momento que el amor ha brotado en mi corazón, me considero el esclavo de mis siervos”. La actitud cambia completamente. Solo queda la pregunta ¿a qué despertamos, en cual esfera, en qué plano, a qué realidad?
A veces, después de que uno ha cometido un error, por la pérdida que el error ha ocasionado, la perspectiva se vuelve muy diferente. En los negocios, en la profesión, en la vida mundana, una determinada experiencia tal como un golpe rompió algo en una persona y con esa rotura, una luz ha llegado, una nueva luz. Sin embargo, no siempre nos despertamos por un error. Sin duda, el despertar llega frecuentemente por un golpe, por un gran dolor, una condición dolorosa, pero al mismo tiempo, no es necesario buscar un golpe. La vida tiene suficientes golpes para nosotros, no necesitamos buscarlos.
Traducido por Inam Anda