Hazrat Inayat : Despertar pt XII
Con esta publicación concluimos la serie de enseñanzas de Hazrat Inayat Khan sobre el Despertar. La publicación anterior puede encontrarse aquí y la publicación inicial de la serie aquí.
Hay una historia de una joven campesina que pasaba por una granja cuando se dirigía a otro pueblo. Había un musulmán rezando al aire libre sobre su alfombra de oración. La ley dice que nadie debe pasar frente al lugar en el que una persona esté rezando. Cuando la joven regresaba del pueblo el hombre todavía estaba sentado ahí. Él dijo, ‘Oh niña, ¡Qué terrible pecado has cometido!’ ‘¿Qué he hecho?’ preguntó ella. ‘Estaba yo rezando aquí, y pasaste frente a mí.’ La joven preguntó, ‘¿Qué quiere decir con que estaba rezando?’ ‘Estaba pensando en Dios’, respondió él. La joven dijo, ‘¿Sí? ¿Estaba usted pensando en Dios? Yo estaba pensando en mi chico con quien iba a encontrarme y no lo vi a usted. Entonces, ¿Cómo es que usted me vio cuando estaba pensando en Dios?’ Eso demuestra lo que significa despertar, lo que significa dormir. Ella estaba dormida al musulmán y despierta a quien iba a encontrar. Y él estaba despierto a algo más que al objeto de sus oraciones. Él estaba dormido a su objetivo y ella estaba despierta. Nuestro corazón está donde nuestro tesoro está. Si valora un tesoro, está despierto a este. Si no está despierto a un tesoro, podría estar despierto a alguna miseria. Si el tesoro está en la tierra, el corazón está despierto a la tierra en lugar de a algo más.
En el despertar espiritual, lo primero que llega es la retirada de un velo, y esta es la retirada de una condición aparente. Entonces una persona no ve cada condición como parece ser, pero ve detrás de cada condición su significado más profundo. Generalmente, el hombre tiene una opinión sobre todo lo que se le presenta. No espera un momento para observar, o tener paciencia, inmediatamente forma una opinión de cada persona, de cada acción que ve; ya sea correcta o equivocada, inmediatamente forma una opinión sin conocer lo que está detrás, listo para mostrar desprecio. Le toma un largo tiempo a Dios pesar y medir; ¡al hombre no le toma nada de tiempo juzgar! Pero cuando se retira el velo de razonamiento inmediato, entonces uno llega a la causa; entonces uno no está despierto a la superficie sino a lo que está detrás de la superficie.
Hay otro paso en el despertar, cuando una persona no ve ni siquiera la causa, pero llega a la compresión del ajuste de las cosas: cómo cada actividad en la vida, ya sea que parezca correcta o equivocada, se ajusta. Para cuando llega a esta condición, ha perdido mucho de su falso ser. Eso es lo que lo lleva a ese lugar, puesto que mientras más consciente se es del falso ser, más alejado se está de la realidad. Estas dos cosas no pueden ir juntas. Es oscuro o hay luz; si hay luz, no hay oscuridad. Mientras más se rompe la falsa concepción del ser, tanto más hay luz. En este camino, por tanto, una persona ve la vida con más claridad.
Otra forma de despertar es el despertar del ser; uno comienza a preguntarse, ‘¿Qué significa mi pensamiento, qué significa mi sentimiento, qué significa el mal y qué significa el bien? Después de todo, ¿qué es?’ Una persona comienza entonces a pesar y medir todo lo que surge en su interior. Mientras más lejos avanza, más mira a todas las cosas que quedan atrás, no sólo a partir de vivir en la superficie de la vida, pero atado a todos los planos de la existencia. Este es un nuevo despertar. Entonces una persona sólo tiene que despertar al otro mundo; no necesita ir más lejos. No necesita experimentar qué es la muerte, pero puede producir una condición en la que se eleva por encima de la vida. Esto le lleva a la conclusión que existen muchos mundos en un mundo. Cierra sus ojos a las dimensiones del mundo exterior y encuentra su propio ser en su interior: ‘Eres el centro de todos los mundos.’ Y lo único que se necesita es girar; no despertar sino girar.
El hombre se ha vuelto inmóvil, estancado, al fijarse a este mundo en el que nació, en el que se ha interesado. Si hace que su alma sea más sutil para poder ignorar este mundo, puede experimentar todo lo que se dice de los diferentes mundos, de los diferentes planos de la consciencia. Encontrará todo el misterio en su interior sólo a partir de ser capaz de hacer su alma más sutil para girarse e irse.
Podríamos preguntar, ‘¿Cómo podemos hacer el alma más sutil?’ El carácter del alma es como el agua. Si está estancada se congela, como el hielo que no se mueve, y así es con el alma atada al mundo del que es consciente. No es incapaz de moverse, pero la consciencia la sujeta; es como el cautiverio. Un poeta Sufi muestra el camino para salir cuando dice, ‘Tu mismo te has puesto en cautiverio, y tu mismo tratarás de liberarte.’
Traducido por Darafshan Daniela Anda