Hazrat Inayat : From limitation to perfection pt VI (Spanish version)

Hazrat Inayat: De la Perfección a la Limitación, parte VI 

En el viaje hacia lo perfecto, que es innato en cada alma, Hazrat Inayat Khan nos explica que debemos dejar atrás el mundo de las limitaciones. La publicación anterior de la serie se encuentra aquí. 

Todo tipo de esfuerzo en la vida del hombre, ya sea por un objeto material o espiritual, es el resultado de su inclinación natural por avanzar desde la limitación hacia la perfección. Sea lo que fuere, riqueza o rango o nombre o comodidad o placer, es esta limitación la que mantiene al hombre descontento. También, en todo lo que aprende, estudia, practica, adquiere, logra, vemos este mismo esfuerzo por ir de la limitación a la perfección. El dicho de las escrituras de que sólo Dios es rico y todos los demás son pobres, puede verse en la vida cotidiana. Cuanta más riqueza se tenga, más se desea. Y es interesante comprobar, al observar la vida de una persona pobre, que está más contenta con lo que tiene que una persona rica con todas sus riquezas. A veces también se ve que una persona pobre es más generosa al dar que una persona rica al compartir sus posesiones. 

Al observar otro aspecto de la vida, vemos que una persona que ha aprendido poco cree que ha aprendido y leído mucho y desea demostrarlo; mientras que alguien que ha aprendido más empieza a descubrir que en realidad es muy poco y que hay todavía mucho por aprender. 

Hay todavía otra ilustración que ver: la del tonto y el sabio. La persona tonta está lista para enseñarte sin pensarlo, lista para corregirte, lista para juzgarte, lista para formarse una opinión sobre ti. Pero cuanto más sabia es una persona, más reacia es a formarse una opinión sobre ti, a juzgarte, a corregirte. ¿Qué significa esto? Significa que todo lo que el hombre posee en pequeño grado cree que tiene mucho, pero cuando posee más comienza a sentir la necesidad y el deseo de perfección, de completarse. 

Hay una antigua historia de un rey que quería conceder a un derviche su deseo. Y el deseo del derviche era llenar su copa con monedas de oro. El rey pensó que sería lo más fácil del mundo llenar la copa del derviche. Pero cuando intentaron llenarla resultó ser una copa mágica: no se llenaba. Cuanto más dinero echaban en ella, más vacía se quedaba. Y el rey se sintió muy decepcionado y descorazonado al pensar que aquella copa no podía llenarse. El derviche dijo: “Su Majestad, si no puede llenar mi copa, sólo tiene que decirlo, y me llevaré mi copa. Soy un derviche y me iré, y sólo pensaré que no ha cumplido su palabra”. El soberano, con toda su buena intención, con toda su generosidad y con todos sus tesoros no pudo llenar aquella copa. Y preguntó: “Derviche, dime ¿qué secreto guardas en esta copa? No parece natural. Tiene algo de mágico. Dime ¿cuál es su secreto?”. El derviche respondió: “Sí, su Majestad, lo que has descubierto es cierto. Es una copa mágica. Pero es la copa de todos los corazones. Es el corazón del hombre que nunca está contento. Llénalo con lo que quieras, con riqueza, con atención, con amor, con conocimiento, con todo lo que hay – nunca se llenará, porque no está hecho para ser llenado. Al no conocer este secreto de la vida, el hombre sigue persiguiendo cada objeto, o cualquier objeto que tenga ante sí, continuamente. Y cuanto más obtiene, más desea, y la copa de su deseo nunca se llena”. 

El significado de esto puede entenderse mediante el estudio del alma. El apetito del hombre se satisface con la comida. Pero detrás de él hay un apetito que es el apetito del alma, y ese apetito nunca se satisface. Ese apetito está detrás de todas las diferentes formas de hambre y de sed. Y como el hombre no puede rastrear ese apetito interior, se esfuerza durante toda su vida por satisfacer esos apetitos exteriores, que se satisfacen y, sin embargo, permanecen insatisfechos. Si alguien está haciendo un estudio de las cosas objetivas, las cosas del mundo objetivo, puede adquirir un gran conocimiento sobre ellas, pero esto nunca termina. El que busca el secreto del sonido, el que busca el misterio de la luz, el que busca el misterio de la ciencia, todos buscan y buscan y buscan, y eso nunca tiene fin, ni hay nunca satisfacción. Y una persona reflexiva se pregunta si esa satisfacción se encuentra en alguna parte, la satisfacción que, por así decirlo, cumple la promesa del alma. 

En efecto, existe la posibilidad de esa satisfacción. Y esa posibilidad es llegar a la perfección que no depende de lo exterior, una perfección que pertenece al propio ser. Esta satisfacción no es algo que se alcance. Se descubre. Es en el descubrimiento de esta satisfacción donde puede cumplirse el propósito de la vida. 

Continuará… 

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J. 

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