Hazrat Inayat : Initiation pt XII (Spanish version)

Hazrat Inayat: Iniciación pt XII

Presentamos otra entrega en la importante serie de enseñanzas de Hazrat Inayat Khan acerca de la iniciación.  La publicación anterior puede encontrarse aquí. En el segundo párrafo, Hazrat Inayat usa la expresión “bajo el poder de un hechizo”, aunque la palabra “spell” de hecho puede referirse a brujería o un encantamiento, en este caso es una frase común que significa “no en completo control de nuestra mente”.

¿Por qué los sufís estudian los temas esotéricos? ¿Es para adquirir poderes espirituales o inspiración, para provocar fenómenos, o por curiosidad? Si esto fuera así, sería un error. ¿Es para conseguir algo material, o para tener éxito mundano? Eso no es deseable. Autoconocimiento, saber qué somos, eso debería ser el objetivo del sufí.

Algunas personas que admiran la piedad y la bondad quieren que todos sean ángeles, y, al descubrir que eso es imposible, se llenan de críticas. El hombre tiene un demonio y un ángel en su interior; es al mismo tiempo humano y animal. Es el demonio en el hombre el que lo lleva a hacer daño sin motivo, por instinto, y el primer paso debería ser abandonar esta actitud. Aunque en estos días, difícilmente hay alguien que crea que su particular demonio puede ser una manifestación del diablo, ¿quién puede decir que está libre de un espíritu malvado? Podemos estar bajo el efecto de un hechizo, pero debemos superar ese poder; debemos liberarnos del mal. Todos podemos pelear.

Debemos descubrir en que momentos hemos manifestado nuestro demonio o nuestro espíritu animal.  Queremos un espíritu humano, y auto realización es la búsqueda de este espíritu humano; todo debe volverse humano en nosotros.  Pero ¿cómo deberíamos lograrlo? ¿Leyendo la Biblia u otra escritura sagrada? Todos estos libros nos dicen lo que deberíamos hacer, pero también debemos encontrar la reserva de bondad que está dentro de nosotros, en nuestros corazones.  A medida que cultivamos nuestro corazón, se eleva. Mediante el ascetismo, uno puede desarrollar su alma y alcanzar el éxtasis, pero ¿de qué sirve el samadhi si primero no somos humanos? Si queremos vivir en el mundo, debemos ser humanos. El asceta debería vivir en el bosque.

¿Cómo deberíamos cultivar el corazón, el sentimiento? No hay duda de que la inocuidad, la devoción y la gentileza son necesarias, pero hay algo además de ellas. Es el despertar de ciertos centros lo que nos hace sensibles, no solo externamente sino también mentalmente. Hay dos tipos de personas: una será impactada por la belleza de la música u otra manifestación de belleza; la otra será tan sorda como una roca para todo esto. ¿Por qué? Porque algo en su corazón y en su mente no ha despertado. Tenemos cinco sentidos, pero también tenemos sentidos interiores, y estos pueden disfrutar de la vida mucho más intensamente. Algunas personas dirán que no necesitan sentidos internos, que sus sentidos externos las satisfacen totalmente.  Ellas dirían algo diferente si, por ejemplo, perdieran su vista u otro de sus cinco sentidos. Para ser completo, un ser humano debe también desarrollar sus sentidos interiores; pero primero que nada debe desarrollar su sentimiento interior. 

El estudio intelectual puede durar toda la vida – eso no tiene fin, y es por eso que el maestro no fomenta la especulación. Doctrina significa una separación de otras doctrinas. El sufí pertenece a todas las religiones, y, por tanto, no tiene creencias o especulaciones particulares. Por ejemplo, puede haber un sufí que cree en la reencarnación, y otro que comprende el cielo y el infierno. El trabajo del sufí es desarrollo personal.  Lo importante es lo que uno practica y no lo que el maestro dice, aunque el maestro puede brindar protección.

La iniciación contiene varios grados. Es la confianza dada por el maestro, pero la verdadera iniciación es la obra de Dios. Ningún maestro puede o va a juzgar. El verdadero discípulo es aquel en quien el maestro sabe que puede confiar, aunque todos son bienvenidos para él. Espiritualmente, para el discípulo, su maestro es padre y madre a la vez.  La vida del maestro es a menudo un sacrificio: a menudo es perseguido y sufre mucho, pero aunque sea poca la ayuda que pueda dar, él la dará. 

No se necesita ninguna calificación específica para convertirse en un discípulo. El maestro entrega; el discípulo lo toma o lo deja. La enseñanza es como una joya preciosa escondida en una roca; corresponde al discípulo romper la roca y encontrar la joya.  En Oriente, esta enseñanza interior es parte de la religión, mientras que en Occidente a menudo se la considera apenas como una forma de educación. Debe ser una educación sagrada.  En Oriente el murshid  transmite la enseñanza y el discípulo la practica por un mes o un año; él no puede tener una práctica diferente cada semana.  Mi abuelo practicó una meditación por cuarenta años, entonces sucedió un milagro.  No debemos ser tan ambiciosos como para hacer otros ejercicios antes de haber tenido un resultado con el primero. 

Continuará…

Traducido por Inam Anda

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