Hazrat Inayat: Interés e indiferencia pt IV
Hazrat Inayat Khan continúa con su explicación sobre la interconexión de estas dos cualidades. En el primer párrafo abajo, menciona a un sabio sentado con las piernas estiradas, una posición que se considera tosca e irrespetuosa en el Oriente, especialmente ante un personaje tan eminente como un emperador. La publicación anterior está aquí.
Durante el reinado de Akbar, vivía un gran sabio en Delhi. Un día el emperador escuchó acerca de él y quiso ir a rendirle homenaje. El sabio estaba sentado en una roca con las piernas estiradas y los brazos cruzados. El emperador venía acompañado por Birbal, su amigo y ministro. Y a este no le gustó la forma en la que el emperador fue recibido por este sabio, pues, aunque el sabio sabía muy bien que era el emperador, permaneció en la misma posición. Entonces Birbal le preguntó al sabio con sarcasmo, por cuánto tiempo había estado sentado así. Y la respuesta del sabio fue, “Desde que crucé mis brazos”. Esto significa, “Mientras mis manos estuvieron extendidas por necesidad, mis piernas estuvieron en pie. Pero como mis manos ya no piden nada, mis piernas permanecen estiradas. No hay diferencia ya sea que venga un rey o un emperador”. En otras palabras, “Mientras tuve interés, mis piernas funcionaron, pero como ya no tengo interés me siento de la manera como me gusta sentarme”.
Esta es la indiferencia de los sabios. ¿Pero cómo les llega esta indiferencia? ¿Cómo se practica? Llega el día en la vida de una persona, más temprano o más tarde, el día en que ya no piensa más en sí misma, cómo come, cómo se viste, cómo vive, cómo la trata cualquiera, si alguien la ama o la odia. Todo pensamiento que la preocupa de sí misma lo abandona. Ese día llega, y es un día bendecido cuando le llega a un hombre. Ese día el alma comienza a vivir, a vivir independientemente, independientemente del miedo. Mientras el hombre esta limitado por pensamientos tales como, “me tratan bien o mal. La gente no me ama o me quiere. La gente no me trata justa y equitativamente”, es pobre. Cualquiera sea su posición en la vida es pobre. En el momento que comienza a olvidarse de esto su poder se vuelve grande.
Desde un aspecto mundano debe existir un hombre que cuide de sí mismo, que sea auto consciente, que piense en sí mismo. Uno puede decir que el ego cuenta en esa persona, pero que es todo lo que uno puede admirar. Luego puede haber otra persona que ha superado ese pensamiento del yo. No puedes evitar respetarla. El respeto viene por sí mismo, tan pronto como la persona emerge de ese pensamiento del yo. Y cuando alguien ha perdido interés en tener, en poseer a otros, entonces su encanto es tal que, sin su tenencia o posesión, todo se vuelve suyo. Puedes sentir que esa persona esta por encima del promedio en el mundo.
Desde la perspectiva de los sabios nadie en realidad se pertenece. En Oriente se dice que a Dios le disgusta cuando los padres piensan que sus hijos les pertenecen. Dios ha creado todas las criaturas, y la providencia ha producido situaciones en las que ellas se conectan, como padres, como maestro, como sirviente, como amigo o en cualquier forma de relación posible. Y cuando pensamos que poseemos, que somos dueños o los tenemos, entonces Dios se disgusta. Y cuando los seres humanos tampoco están contentos, llegan al estado en el que uno no posee ni es dueño de nada ni de nadie. Ese es el estado de la indiferencia.
Continuará …
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel