Hazrat Inayat : Intoxication pt III (Spanish version)

Hazrat Inayat:  Intoxicación pt III 

En la primera y segunda publicaciones de esta serie, Hazrat Inayat Khan habla de la intoxicación de los sentidos, de ocupación o actividad, y del yo. Aquí comienza a distinguir entre intoxicación espiritual y la verdad suprema. 

El hombre ama esta intoxicación tanto como el borracho ama la intoxicación del vino. Cuando una persona está viendo algo interesante en su sueño, y alguien trata de despertarla, por un momento se siente inclinada a seguir durmiendo y terminar ese interesante sueño, aunque sabe que era un sueño y que alguien la está despertando. 

Esta intoxicación se puede ver en todos los diferentes aspectos de la vida; se manifiesta incluso en los aspectos religiosos, filosóficos y místicos. El hombre busca la sutileza y desea saber algo que no puede comprender; le agrada mucho que le digan algo que su razón no puede entender. Dale la verdad simple y no le gustará. Cuando maestros como Jesucristo vinieron a la tierra y dieron el mensaje de la verdad en palabras sencillas, la gente de entonces dijo: “Esto está en nuestro libro, ya lo sabemos”; pero siempre que se intenta mistificar a la gente hablándoles de hadas, fantasmas y espíritus, están muy contentos; desean entender lo que no pueden entender. 

Lo que el hombre siempre ha llamado verdad espiritual o religiosa ha sido la clave de esa verdad suprema que no puede ver debido a su intoxicación. Y esta verdad nadie puede dársela a otra persona. Está en cada alma, pues el alma humana misma es esta verdad. Lo único que se puede dar son los medios por los cuales se puede conocer la verdad. Las religiones en varias formas han sido métodos por los cuales las almas inspiradas enseñaron al hombre a conocer esta verdad, y a beneficiarse de ella, que está en el alma del hombre. Pero en lugar de ser beneficiado por una religión de esta manera, el hombre ha aceptado sólo la parte externa de ésta, y ha luchado con otros, diciendo, ‘Mi religión es la única correcta, tu religión es falsa’. 

Sin embargo, siempre han existido algunos sabios, como aquellos de los que se cuenta en la Biblia que vinieron de Oriente cuando nació Jesucristo, para ver al niño. ¿Qué significa esto? Significa que en diferentes épocas han existido hombres sabios, cuya misión en la vida ha sido mantenerse sobrios a pesar de la embriaguez que les rodeaba, y ayudar a sus semejantes a conseguir esta sobriedad. Entre los que fueron sabios y se mantuvieron sobrios ha habido algunos que tuvieron una gran inspiración, así como un gran poder y control sobre sí mismos y sobre la vida interior y exterior. Estos son los sabios que han sido llamados santos, sabios, profetas o maestros. 

Pero incluso al seguir o aceptar a estos sabios, el hombre, a través de su embriaguez, ha monopolizado a uno de ellos como su profeta o maestro, y se ha peleado con los otros; de esta manera ha mostrado su embriaguez y su ebriedad. Y tal como un hombre ebrio, sin pernsarlo, golpeará o herirá a otra persona que resulte ser diferente a él, que piense o sienta o actúe de forma diferente, así la mayoría de las grandes personas del mundo que vinieron a ayudar a la humanidad han sido asesinadas, crucificadas, heridas o torturadas. Pero no se han quejado de ello; lo han asumido como una consecuencia natural; han comprendido que estaban en un mundo de intoxicación o de embriaguez, y que es natural que un hombre embrio intente herir o hacer daño. Esta ha sido la historia del mundo en cualquier lugar donde se haya dado el mensaje de Dios. 

En realidad, el mensaje viene de una sola fuente y es Dios, y bajo cualquier nombre que los sabios dieran ese mensaje no era su mensaje, sino el mensaje de Dios. Aquellos cuyos corazones tenían ojos para ver y oídos para oír, han conocido y visto al mismo mensajero, porque han recibido el mensaje. Y aquellos cuyos corazones no tenían ojos ni oídos han tomado al mensajero como lo importante, y no el mensaje. Pero en cualquier época que haya llegado ese mensaje y en cualquier forma que se haya dado, siempre ha sido ese único mensaje, el mensaje de la sabiduría. 

Continuará… 

Traducido por Inam Anda 

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