Hazrat Inayat : Poesía Sufi pt IX
Para concluir esta serie de conferencias sobre la poesía sufi, y en particular la poesía de Persia, Hazrat Inayat Khan subraya la sensibilidad del alma poética a la influencia de la vida exterior e interior, y la capacidad de percibir las corrientes espirituales más allá de los límites del tiempo. La publicación anterior de la serie puede consultarse aquí.
Sin duda, el poeta es mucho más sensible a los problemas y dificultades de la vida que una persona corriente. Si se tomara a pecho todo lo que le llega, todas las influencias disonantes que perturban su paz mental, todas las asperezas de la vida con las que todo el mundo tiene que rozarse, entonces no podría seguir adelante. Por otra parte, si endureciera su corazón y lo hiciera menos sensible, entonces también cerraría su corazón a la inspiración que llega en forma de poesía. Por lo tanto, para abrir las puertas de su corazón, para mantener su sensibilidad, el que se comunica con la vida interior y exterior está abierto a todas las influencias, sean agradables o desagradables, y está sin protección alguna. Su única escapatoria de todas las perturbaciones de la vida es elevarse por encima de ellas.
El mensaje profético que Zarathushtra dirigió al pueblo de Persia fue poético de principio a fin. Es muy interesante ver que Zarathushtra mostró en sus escrituras y a lo largo de toda su vida cómo un poeta se eleva de la tierra al cielo. Nos sugiere cómo Zarathushtra se comunicaba con la naturaleza, con su belleza, y cómo a cada paso que daba tocaba más y más profundamente las profundidades de la vida. Zarathushtra formó su religión alabando la belleza de la naturaleza y encontrando la fuente de su arte, que es la creación misma, en el Artista que está detrás de todo.
¿Qué forma de culto enseñó? Enseñó la misma adoración con la que comenzó su poesía y con la que la terminó. Decía a sus alumnos: “Poneros ante el mar, contemplado su inmensidad, inclinaos ante él, ante su fuente y su meta”. Les decía: ‘Mirad el sol y ved la alegría que produce ¿Qué hay detrás de él? ¿De dónde viene? Piensa en su fuente y en su meta, y en cómo te diriges hacia ella” La gente pensaba entonces que se trataba del culto al sol, pero no era así. Era el culto a la luz, que es la fuente y la meta de todo. Esa comunicación, interior y exterior, a veces ampliaba tanto el alcance de la visión de un poeta que escapaba a la comprensión del hombre medio.
Cuando el Sha de Persia dijo que le gustaría que se escribiera la historia de su país, pues entonces no existía ninguna, Firdausi, un poeta inspirado e intuitivo, dijo: “La escribiré y se la traeré”. Comenzó a meditar, remontándose lo más posible en el pasado, y antes de la hora señalada pudo preparar el libro y llevarlo a la corte. Se dice que el poder espiritual de aquel poeta era tan grande que, cuando alguien en la corte se burló de la idea de que un hombre fuera capaz de mirar tan atrás en el pasado, se le acercó, le puso la mano en la frente y le dijo: “¡Ahora, mira!” Y el hombre vio con sus propios ojos lo que estaba escrito en el libro.
Esto es humano; no es sobrehumano, aunque raramente se encuentren ejemplos de ello. Pues en la vida de todo ser humano, sobre todo de aquél que es puro de corazón, amoroso, comprensivo y bueno, se manifiestan hasta cierto punto el pasado, el presente y el futuro. Si la luz interior de uno fuera lanzada hacia atrás como un reflector, podría llegar mucho más lejos de lo que el hombre puede comprender. Algunos tienen que desarrollar este don, pero otros nacen con él. Entre los que nacen con él, encontramos algunos que, tal vez, saben con diez o doce años de antelación lo que va a suceder. Por lo tanto, un poeta es alguien que puede enfocar su alma en el pasado y también arrojar su luz sobre el futuro. Pone de manifiesto lo que aún no ha sucedido, pero que ha sido planeado de antemano y que ya existe en abstracto.
Es esa poesía la que se convierte en poesía inspiradora. A través de esta poesía se pueden enseñar los intrincados aspectos de la metafísica. Todos los Upanishads de los Vedas están escritos en poesía. Las suras del Corán y las escrituras de Zarathushtra están todas en poesía. Todos estos profetas, cada vez que venían, traían el mensaje en poesía.
El desarrollo de la poesía en Persia se produjo en una época en la que existía un gran conflicto entre los ortodoxos y los librepensadores. En aquella época, la ley de la nación era una ley religiosa y nadie tenía libertad para expresar sus pensamientos libres que pudieran entrar en conflicto con las ideas religiosas. Hubo grandes pensadores como Firdausi, Fariduddin Attar, Jalaluddin Rumi, Sadi, Hafiz, Jami y Omar Khayyam, que no sólo eran poetas, sino que eran la poesía misma. Vivían en otro mundo, aunque parecían estar en la tierra. Su visión de la vida, su perspicacia, eran distintas de las de los demás. Las palabras que brotaban de sus corazones no lo hacían con esfuerzo, sino que eran llamas naturales que surgían del corazón. Y estas palabras permanecen como llamas que iluminan a las almas de todos los tiempos, sea cual sea el alma que hayan tocado.
El sufismo ha sido la sabiduría de estos poetas. En Persia no ha habido ningún poeta de renombre que no fuera sufi, y cada uno de ellos añadió un cierto aspecto a las ideas sufis. Sin embargo, se cuidaron mucho de no ofender las mentes de los ortodoxos. Por lo tanto, hubo que inventar una nueva terminología en la poesía persa. Los poetas tuvieron que utilizar palabras como “vino”, “cuenco”, “amado” y “rosa”, palabras que no ofendieran a la mente ortodoxa y que, sin embargo, sirvieran al mismo tiempo como expresiones simbólicas para explicar la ley divina.
Corresponde al movimiento Sufi interpretar las ideas de estos poetas, expresar sus ideas en palabras que puedan ser comprendidas por la gente moderna, pues el valor de esas ideas es tan grande hoy como lo ha sido siempre.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui