Hazrat Inayat : Sufi Poetry pt VII (Spanish version)

Hazrat Inayat: Poesía Sufi, parte VII 

Hazmat Inayat Khan da ahora una visión de la naturaleza poética. La publicación anterior está aquí. 

El poeta es un creador, y crea a pesar de todo lo que se le presenta. Crea un mundo propio. Al hacerlo, se eleva naturalmente por encima de ese plano en el que sólo se considera real lo que es visible y tocable. Cuando canta al sol, cuando sonríe a la luna, cuando reza al mar y cuando observa las plantas, los bosques y la vida en el desierto, se comunica con la naturaleza. A los ojos de la gente corriente es imaginativo, soñador y visionario, y sus pensamientos parecen estar en el aire. Pero si se le pregunta al poeta qué piensa de estos otros, dirá que los que no pueden volar son los que permanecen en el suelo. Es natural que las criaturas que caminan sobre la tierra no siempre puedan volar. Los que vuelan por el aire deben tener alas. Entre los seres humanos se encontrará esa misma diferencia, pues en los seres humanos hay de todo. Hay almas como los gérmenes y los gusanos, hay almas como los animales y los pájaros, y hay almas como los genios y los ángeles. Entre los seres humanos se encuentran todos: los que pertenecen a la tierra, los que habitan en el cielo y los que habitan en las mismísimas profundidades. 

Aquellos que fueron capaces de elevarse por el poder de su imaginación han sido poetas vivientes. Lo que decían no era sólo una declaración, era música en sí misma. No sólo tenía ritmo, sino también tono. Hacía bailar a sus almas y haría bailar a cualquiera que lo escuchara. Así, Hafiz de Shiraz lanza un desafío a los hombres dignos y piadosos de su país cuando dice: “Amigos piadosos, olvidarían su dignidad si escucharan la canción que salió de mi corazón resplandeciente”. Son tales almas las que han tocado las más altas cumbres de la vida para poder aportar algo de verdad, dando una interpretación de la naturaleza humana y de la ley interior de la vida. 

Otra cosa son los poetas que han hecho poesía por la fama, el nombre o la popularidad, o para que sea apreciada por los demás, porque eso es negocio, no poesía. La poesía es un arte, un arte del más alto grado. La comunicación del poeta con la naturaleza le lleva, al final, a comunicarse consigo mismo. Mediante esa comunicación, profundiza cada vez más en su interior y en su exterior, comunicándose con la vida en todas partes. Esta comunicación le lleva a un estado de éxtasis, y en su éxtasis, todo su ser se llena de alegría. Olvida las preocupaciones y ansiedades de la vida, se eleva por encima de las alabanzas y culpas de esta tierra, y las cosas de este mundo pierden importancia para él. Permanece en la tierra, pero mira al cielo. Su visión de la vida se amplía y su vista se agudiza. Ve cosas que a nadie más interesan, que nadie más ve. 

Esto nos enseña que lo que puede llamarse cielo o paraíso no está muy lejos del hombre. Está siempre cerca de él, con tal de que lo mire. Nuestra vida es lo que miramos. Si miramos lo correcto, entonces es correcto. Si miramos lo incorrecto, entonces está mal. Nuestra vida se hace según nuestra propia actitud, y por eso el poeta demuestra ser autosuficiente, y también indiferente e independiente. Estas cualidades le sirven de alas para volar hacia arriba. El poeta se encuentra en la misma posición que cualquier otra persona con respecto a los miedos y preocupaciones que trae la vida, los problemas y dificultades que todos sienten en medio del mundo. Sin embargo, se eleva por encima de estas cosas para que no le toquen. 

Continuará… 

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J. 

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