Hazrat Inayat: El conocimiento de la Verdad pt. V
Después de explorar el amor por la verdad, la búsqueda de la verdad, su logro y realización, Hazrat Inayat Khan concluye hablando sobre la expresión de la verdad. La publicación anterior de esta seria puede ser encontrada aquí.
Finalmente, surge la pregunta, “¿Cuál es la expresión de la verdad?” “¿Cómo puede la verdad ser expresada?” La psicología de la vida es tal que toda alma expresa lo que la ha impresionado. Si un alma está impresionada con el dolor de su entorno, expresará dolor, tristeza, decepción en la acción, el pensamiento, el habla y la atmósfera. Si un alma está experimentando alegría, expresará gozo. Eso demuestra que la ley de la vida es siempre acción e inacción. Lo que quiera que experimentamos durante el día lo vemos en la noche en nuestros sueños, lo que demuestra que nuestra alma puede ser comparada con un disco de gramófono; reproduce lo que se coloca en él. Entonces, si el disco producido es de ilusión y falsedad, reproducirá solo falsedad e ilusión. No hay otra cosa que hacer sino quitar el disco y comenzar otro.
Una vez más, es como una persona sosteniendo una lupa [es decir un lente, a veces llamado vidrio ustorio] ante el sol. Inmediatamente participa del calor del sol. Inmediatamente responde al sol y reacciona de la misma manera que éste. Así es con la naturaleza humana. En la Biblia está escrito, “Donde esté tu tesoro, ahí esta tu corazón”. Si el corazón está expuesto al mundo de ilusión, a la impresión de cosas que vienen y van, siempre reproducirá las mismas quejas, penas y decepciones. La verdadera necesidad de nuestra vida nunca será satisfecha por cosas de las que no se puede depender; tales cosas siempre traerán decepción. A cualquier hora del día podemos encontrar seres humanos con miles de quejas. ¿Por qué? Es porque el corazón está constantemente expuesto a un mundo de falsedad; el que escucha falsedad, expresa la misma falsedad, porque se reproduce en el disco de su mente. Por lo tanto, esa persona no hace felices a los demás, ni tampoco puede ser feliz.
Está también la enseñanza de Cristo, “Buscad primero el reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura”. ¿Qué significa? Significa que debemos enfocar el corazón en el ideal espiritual que es la perfección de la verdad; dejar que esa realidad se reproduzca en el corazón, para que a su vez él pueda cantar la canción de la realidad. En la terminología de los sufis, existe lo que se llama shari’at – “la moral divina”. Esta moral divina no se puede aprender ni enseñar; solo puede llegar espontáneamente. Una persona puede establecer los principios de esta moral divina diciendo que “esta actitud particular o método de trabajo es lo correcto, la moral divina”. Cuando el corazón está expuesto a Dios, como la lupa es expuesta al sol, la moral divina entra en él. Cuando el corazón participa de la perspectiva divina, de la actitud divina y del amor divino, entonces los expresa externamente, como una acción en el mundo exterior, como una forma de ser, como una mirada.
Algunas personas dicen que Cristo era divino, otras dicen que él era un hombre. Ambas tienen razón y, sin embargo, solo entienden la mitad. Estrictamente hablando, en lo humano existe lo divino. Es humano quien tiene la mafifestación divina. Por lo tanto, si es correcto decir que Cristo fue humano, también es correcto decir que Cristo es divino. El alma de cualquier ser humano es divina, si solo pudiéramos darnos cuenta de su verdadera naturaleza. La misión del sufí, el Mensaje Sufi para el mundo, es el cumplimiento de este principio, la comprensión de la divinidad del alma humana. Si el hombre pudiera tan solo darse cuenta de que, aunque su parte externa es humana y limitada, su ser interno es divino e ilimitado, y si el hombre supiera cómo sumergirse en lo profundo de su ser, entonces encontraría a Dios. Porque Dios no está lejos, como creen las personas de varias religiones; Él está más cerca de nosotros que nadie. Tal persona se dará cuenta que Dios es un extremo de una cuerda y ella misma es el otro extremo. Una cuerda tiene dos extremos; una vida tiene dos extremos. La una es el hombre, la otra es Dios.
Dios les bendiga.
Traducido por Inam Anda