Hazrat Inayat: El místico pt II
Continuamos con el texto de Hazrat Inayat Khan sobre “El místico”. Vale la pena recordar que, como observa el propio Hazrat Inayat, el “misticismo” se usaba a veces en el discurso popular como una especie de ilusión. “El Señor Ford”, mencionado en el último párrafo a continuación, hace referencia al empresario estadounidense Henry Ford, con quien Hazrat Inayat se reunió durante sus viajes. La primera parte del texto se puede encontrar aquí.
Compare un místico con una persona promedio que argumenta y discute, pelea y alega, sobre la primera razón, que no es más que una cubierta. Compare los dos. Uno está listo para forma una opinión, alabar y condenar, mientras que el otro espera pacientemente hasta que la realidad se despliega gradualmente por si sola. Un místico cree en lo desconocido y lo invisible, no solo en la forma de Dios, sino en lo desconocido que está por venir, lo invisible que aún no se ve. Mientras que el otro no tiene paciencia para esperar hasta conocer lo desconocido, hasta ver lo invisible. Un místico no impone a otro el conocimiento de lo desconocido o de lo invisible, sino que ve la mano de lo desconocido trabajando en todas las cosas. Por ejemplo, si un místico tiene el impulso de salir y caminar hacia el norte, piensa que debe tener algún propósito. No cree que sea solo un capricho, una fantasía tonta, aunque desconoce el motivo. Pero irá al norte e intentará encontrar el propósito de ir allí en el resultado que esto genere
Toda la vida del místico está delineada en este principio, y es por este principio que puede llegar a la etapa donde su impulso se convierte en una voz desde adentro que le dice: ‘Ve aquí’, ‘Ve allá’, ‘Vete’, ‘ Muévete ´o ‘Quédate’. Por lo tanto, mientras otros están preparados para explicar por qué están haciendo algo o dirigiéndose a algún lado o lo que desean hacer, el místico no puede explicarlo porque él mismo no lo sabe. Sin embargo, él sabe más que la persona que está lista para responder por qué va y qué va a lograr, pues ¿qué sabe el hombre sobre lo que le sucederá? Él hace su programa y planes, pero no sabe.
El hombre propone y Dios dispone. Muchos dicen esto todos los días; sin embargo, al mismo tiempo, hacen sus programas y presentan sus planes. Un místico no es diferente con respecto a esto. Está trabajando en el plan que ya está establecido y sabe que hay un plan. Puede que no conozca el plan en detalle; pero si alguien puede y conoce el plan, es el místico. Esto nuevamente nos dice algo: el que sabe poco, sabe más; y los que parecen saber más, saben menos.
La perspectiva del místico es como la de un hombre parado en la cima de una montaña que mira el mundo desde una gran altura. Si un místico considera que todos no son muy diferentes el uno del otro, porque todos son como niños para él, entonces es como lo que vemos desde la cima de una montaña. Todas las personas, ya sean altas o bajas, parecen ser del mismo tamaño; aparecen como pequeños seres moviéndose. Un hombre promedio tiene miedo de la verdad de la misma manera que una persona que nunca ha estado a gran altura se asusta al ver la inmensidad del espacio. La verdad es inmensa; y cuando una persona alcanza la cima de la comprensión, se asusta y no quiere mirarla.
Muchos me han dicho: “La filosofía oriental nos interesa mucho, pero el concepto de “nirvana” es muy aterrador”. Respondí: “Sí, es aterrador”. La verdad es igual. La verdad también es aterradora, pero la verdad es la realidad “. Al hombre le gusta tanto la ilusión que, por así decirlo, se deleita en ella. Si alguien despierta a un hombre que está teniendo un sueño interesante, ese hombre dirá: “¡Oh, déjame dormir!” A él le gusta mirar su sueño. No quiere despertar a la realidad porque la realidad no es tan interesante como el sueño. Por lo tanto, entre los buscadores de la verdad, encontramos solo uno entre mil lo suficientemente valiente como para mirar la inmensidad de la verdad. Sin embargo, hay muchos que se interesan por la ilusión y se inclinan, por curiosidad, a mirar las ilusiones mentales porque son diferentes de las ilusiones de la vida física. Ellos están prestos para llamar a esto “misticismo”, pero no es misticismo.
Nadie puede ser un místico y llamarse a sí mismo místico cristiano, místico judío o místico musulmán. Porque ¿qué es el misticismo? El misticismo es algo que borra de la mente todas las ideas de separación. Si una persona dice ser este místico o ese místico, entonces no es místico, solo está jugando con un nombre.
La gente dice que un místico es alguien que sueña y que vive en las nubes. Mi respuesta a esto es que el verdadero místico está en la tierra, pero su cabeza está en el cielo. No es cierto que el sabio no sea intelectual o que el sabio no sea inteligente. Un hombre inteligente no es necesariamente sabio, pero el que tiene el conocimiento más elevado no tiene dificultad en adquirir conocimiento de las cosas mundanas. Es el hombre que solo tiene conocimiento de las cosas mundanas, que tiene grandes dificultades para absorber el conocimiento superior.
El Sr. Ford fue muy sabio cuando me dijo: “Si hubieras sido un hombre de negocios, estoy seguro de que hubieras tenido éxito”. Además, dijo: “He intentado toda mi vida resolver el problema que parece que tu ya has resuelto”. Esto, nuevamente, nos da una visión de la idea de que la sabiduría superior no impide que una persona tenga sabiduría mundana, aunque la sabiduría mundana no califica a una persona para alcanzar la sabiduría superior.
Continuará…
Traducido al español por Arifa Margarita Jauregui