Hazrat Inayat: The Need of the World (Spanish version)

Hazrat Inayat: La necesidad del mundo

El siguiente texto de Hazrat Inayat Khan fue dado como un “Gatheka” (la palabra significa el cantar de un canto sagrado) para ofrecer a los solicitantes alguna orientación básica sobre lo que son el Sufismo y el Mensaje Sufí. Aunque el pasaje es supuestamente introductorio, incluso los mureeds de muchos años de experiencia pueden encontrarlo inspirador y edificante. En su charla, Hazrat Inayat se refiere a ‘la Orden Sufi‘, que fue el primer nombre que usó para su organización durante los años en Londres, y un nombre que luego fue dado a la Escuela Interior del Movimiento Sufi. 

Si uno observa realmente la condición actual de la humanidad, nadie con sentido negará el hecho de que el mundo hoy necesita la Religión. ¿Por qué digo la religión y no una religión es porque hay muchas religiones existentes hoy en día llamadas una religión, pero lo que se necesita hoy es la religión. Y ahora, volviendo a la pregunta, ¿qué debe ser la Religión? ¿Debe ser una nueva religión? Si se tratara de una nueva religión, no podría llamarse la religión; entonces sería como muchas religiones. Yo llamo a la Religión esa religión que uno puede ver elevándose sobre las sectas y diferencias que dividen a los hombres y al entender la religión, entenderemos todas las religiones que se pueden llamar religión.

No quiero decir que todas las religiones no sean religión; son las notas; hay la música, y esa música es la religión. Cada religión toca una nota, una nota que toca la demanda de la humanidad en una época determinada. Pero, al mismo tiempo, la fuente de cada nota es la misma música que se manifiesta cuando las notas se organizan juntas. De esta manera quiero explicar que todas las religiones son notas diferentes y cuando están arregladas juntas hacen música. Usted puede preguntar ¿por qué no se entregó toda la música en cada época, sino sólo una nota? En respuesta, digo que hay momentos en la vida de un niño cuando un sonajero es suficiente: para el violín llegará otra época en la vida. Durante el tiempo de los caldeos, árabes, romanos, griegos, diferentes ideales religiosos fueron traídos. Para pocos, la música fue entregada; para muchos sólo una nota. Esto demuestra que esta música siempre ha existido, sólo que el hombre en general no estaba listo para comprenderla, y así se le dio sólo una nota, lucharon juntos, cada uno diciendo: “La nota que se nos da es la nota correcta”. Y siempre han existido almas que han dicho, “Sol está bien”, y otros que dijeron, “Do es correcto.” Todas son notas correctas y cuando se mezclan, entonces hay música. Esto demuestra que hay una sustancia externa a la religión que es la forma, y ​​la esencia interna que es la sabiduría.

Cuando la sabiduría ha bendecido el alma, entonces el alma ha oído la música divina. Y las palabras de Cristo: “Yo soy Alfa y  Omega”, ¿qué significan? ¿Esto fue sólo cuando vino como Jesús? No, esa música pertenece a Alfa y Omega, el Primero y el Último.

Aquellos que sintonizaban sus corazones para escuchar música, que elevaban su alma lo suficiente, oían la música divina.

Pero los que jugaban con su sonajero su nota única, disputaban uno con el otro, habrían rechazado un violín, no estaban preparados para ello; no habrían sabido cómo usarlo.

Hoy día el mundo está más necesitado de la religión que nunca antes, y ¿cuál es la razón? La razón es que algunas almas sencillas, unidas a la fé de sus antepasados, sostenían su fé con estima, considerando la religión necesaria en la vida. Pero muchas almas con la inteligencia, la razón y la comprensión de la vida se rebelaron contra la religión, como el niño, que al crecer, tira sus sonajeros ya que no está interesado en ellos. Así que hoy la condición es que la religión permanece en la mano de aquellos que la han mantenido en su forma externa, por devoción y lealtad a la fé de sus antepasados. Y aquellos que son, por así decirlo, adultos en mente y espíritu y quieren algo mejor, no pueden encontrar nada. Sus almas tienen hambre de música, y cuando piden música, se les da un sonajero, y tiran el sonajero y dicen que no les gusta la música, y sin embargo hay el anhelo interior de la música, la música del alma, y ​​sin ​​sin ella su vida se vuelve vacía. Cuán pocos reconocen este hecho, y menos todavía lo admitirán. La condición psicológica de la humanidad se ha vuelto tal que una persona con inteligencia rechaza la música, no quiere la música, quiere algo, pero lo llama por otro nombre.

Les contaré mi propia experiencia en el mundo occidental. Viajando durante diez años he entrado en contacto con personas de inteligencia – pensadores, gente de ciencia – y en ellas he visto el mayor anhelo por ese espíritu religioso. Están deseándolo en cada momento de su vida, pues encuentran con toda su educación y ciencia un espacio vacío en sí mismos. Lo quieren llenar pero, al mismo tiempo, si se habla de religión dicen: “No, no, habla de otra cosa, no queremos la religión”. Esto significa que conocen sólo la parte del sonajero de la religión y no la parte del violín. Ellos no creen que exista tal cosa que pueda ser diferente de un sonajero, y sin embargo hay una perplejidad en sí mismos, un anhelo espiritual, que no es respondido ni por todas sus actividades científicas ni sus aprendizajes.

Ahora, por lo tanto, lo que se necesita hoy en día en este mundo es una reconciliación entre el hombre religioso y el que huye de la religión. Pero ¿qué podemos hacer cuando vemos en la religión cristiana tantas sectas, una oponiéndose a otra; y además de la religión cristiana y musulmana, el budista, el judío y muchos otros, cada uno considerando su propia religión y pensando que la de los otros no vale la pena pensar. Para mí, estas diferentes religiones son como diferentes órganos del cuerpo, cortados y separados. Por lo tanto, para mí personalmente, parece como si un brazo de la misma persona fuera cortado y levantado para luchar contra el otro. Ambos son brazos de la misma persona y esta persona está completa cuando todas estas partes se juntan; entonces allí está la Religión.

Entonces, ¿cuál es el esfuerzo de la Orden Sufi? ¿Hacer una nueva religión? No, es reunir los diferentes órganos del único cuerpo que está destinado a ser unido y no desechado.

Ahora usted puede preguntar ¿cuál es nuestro método? ¿Cómo trabajamos para lograr una reconciliación? Al darnos cuenta de que la esencia de toda religión es una, y esa esencia es Sabiduría; y considerando que la Sabiduría es nuestra religión sea cual sea nuestra forma. La Orden Sufi tiene personas pertenecientes a muchas diferentes religiones entre sus miembros. ¿Crees que han renunciado a su propia religión? No. Por el contrario, son más firmes en su propia fé al comprender la fé de los demás. Desde un punto de vista estrecho, se puede encontrar culpa porque no odian, desconfían ni critican la religión de los demás. Tienen respeto por las escrituras que millones de personas han considerado sagradas, aunque esas escrituras no pertenecen a su propia religión. Desean estudiar y apreciar otras escrituras, y así descubrir que toda la Sabiduría viene de la única fuente: la Sabiduría del Este y del Oeste. Por lo tanto, la Orden Sufi no es una secta, puede ser cualquier cosa menos una secta.

Y si alguna vez se convierte en una, sería totalmente contrario a la idea con la que ha comenzado, porque su idea principal es eliminar las diferencias y distinciones que dividen a la humanidad; y este ideal se alcanza por la realización de la única Fuente de todos los seres humanos, y también la meta -que llamamos Dios.

Traducido por Arifa Margarita Jáuregui

 

 

 

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