Hazrat Inayat : El alma, de dónde y adónde pt IV
Después de primero presentar el reino angelical, Hazrat Inayat Khan describe ahora con más detalle la naturaleza y las características de esta esfera, y su relación con nuestra vida en la tierra.
Las almas en los cielos angélicos son toda bondad; y esto demuestra que la bondad es natural, y lo que es contrario a nuestra naturaleza lo llamamos maldad. Las almas en los cielos angélicos son inocentes; esto también muestra que la inocencia es la condición natural del alma, y la falta de inocencia es un elemento extraño que el alma adquiere después de venir a la tierra. En las esferas angélicas las almas son felices; esto muestra que la infelicidad no pertenece al alma. Es algo que le es ajeno; por eso, en la experiencia del hombre, el malestar que proviene de la vida en el mundo genera infelicidad. Las almas en la tierra conservan algo de la cualidad angelical; por eso responden fácilmente y son atraídas sin resistencia a la inocencia, felicidad y bondad de otra persona. Si supieran que esto se debe a que es la cualidad original del alma, desarrollarían lo mismo en su propio ser. Como ha dicho Rumi: “La gente se siente atraída hacia mí, y derraman lágrimas con mis lamentos, y sin embargo no saben qué es lo que hay en mí que les atrae”.
Buscar la bondad, la inocencia y la felicidad ayuda a que las cualidades angélicas se desarrollen en el alma. La espiritualidad, por tanto, es el desarrollo de la cualidad angelical; y el amor de la espiritualidad es la añoranza de los cielos angélicos; es la nostalgia.
¿Asusta la muerte al ser espiritual? No; la muerte para el alma espiritual es sólo una puerta a través de la cual entra en esa esfera que toda alma sabe que es su hogar. Las almas que llegan a ser conscientes de los cielos angélicos, aunque sea en grado mínimo, oyen la llamada de esa esfera; y si tienen alguna molestia en este mundo es la de la nostalgia que produce la llamada de los cielos angélicos.
El alma puede compararse a un rayo de sol; así las almas de los ángeles, al no estar adornadas con un ropaje físico, son como las llamas mismas. Por lo tanto, las escrituras dicen que los ángeles están hechos de Nur o luz; Nur es expresamente aquella luz que proviene del Sol divino, el espíritu de Dios. Todas las almas están hechas de esa esencia que es la esencia de toda la manifestación; y la cualidad de esa esencia es que absorbe todo lo que hay a su alrededor, y con el tiempo se desarrolla de modo que se fundirá en su propio elemento, que es lo divino.
El alma que va hacia la manifestación y que todavía está en los cielos angélicos está libre de todas las diferencias y distinciones que son las condiciones de la vida del alma en la tierra. El aspecto dual comienza incluso en los cielos angélicos; sólo Dios está por encima de la dualidad; en todas las demás condiciones y aspectos de la vida esto se puede ver; aunque es más diferente en el plano terrestre. En los cielos angélicos no se distingue. A menudo la gente se pregunta si los ángeles están en contacto con los de la tierra; y la respuesta es que su vida no necesita ninguna comunicación con la vida humana en la tierra, excepto en el caso de algunos que están destinados a realizar un cierto deber en la tierra.
Continuará…
Traducido por Inam Anda