Hazrat Inayat : The Struggle of Life pt IV (Spanish version)

Hazrat Inayat: la lucha de la vida, parte IV 

Ahora Hazrat Inayat Khan aclara que tanto la lucha interior como la lucha exterior son inevitables en la vida, y que el sufi usa el beneficio de la lucha espiritual para consuelo y beneficio de otros. La anterior publicación se encuentra acá. 

El sufi ve la lucha como algo inevitable, como una lucha a través de la cual tiene que pasar. Desde su punto de vista místico, él ve que cuando más advierte la lucha, esta más se expandirá; y cuanto menos lo haga, mejor podrá atravesarla. ¿Qué ve él cuando ve el mundo? Ve cada quien con sus manos ante sus ojos, viendo solo sus propias dificultades, tan grandes como su propia palma. Él piensa: “¿debo sentarme así y mirar mis problemas? Eso no responderá la cuestión”. Su trabajo, entonces, consiste en involucrarse en los problemas de otros, para consolarlos, para darles fortaleza, para tenderles una mano; a través de esto sus propias dificultades se disuelven y esto lo hace libre para seguir adelante.  

¿Cómo lucha el sufi? Él lucha con poder, con entendimiento, con los ojos abiertos y con paciencia. No mira la pérdida; lo perdido, perdido está. Él no piensa en el dolor de ayer; el ayer se ha ido para él. Solo si un recuerdo es placentero, lo guarda con él, pues resulta de ayuda en su camino. Él recibe sonriente tanto la admiración como el odio que le llegan del rededor; cree que ambas cosas forman un ritmo dentro del compás de cierta música; está el uno y el dos, el acento fuerte y el débil. El elogio no puede existir sin que exista el reproche, ni el reproche sin el elogio. Sostiene delante de sí la antorcha de la sabiduría, pues cree que el presente es el eco del pasado y que el futuro será el reflejo del presente. No basta con pensar solo en el momento presente; uno debería pensar también de dónde viene y a dónde se dirige. Cada pensamiento que proviene de su mente, cada impulso, cada palabra que dice, es para él como una semilla, una semilla que cae en el suelo de la vida y echa raíces. De esta manera descubre que nada se ha perdido; cada buena acción, cada acto de bondad, de amor, hacia cualquiera, algún día se elevará como una planta y dará fruto. 

El sufi no considera la vida distinta de un negocio, pero ve cómo puede un negocio real llevarse de la mejor manera. El símbolo de los místicos de China era una rama cargada de frutos en su mano. ¿Qué quiere decir esto? Significa que el propósito de la vida es llegar a aquel estado en que cada momento es fructífero. ¿Pero qué significa fructífero? ¿Significa frutos para uno mismo? No, los árboles no dan frutos para sí mismos, sino para otros. La verdadera ganancia no es la que uno hace para sí mismo. La verdadera ganancia es la que se hace por otros. Después de alcanzar todo lo que uno quería conseguir, sea terrenal o celestial, ¿cuál es el resultado de todo eso? El resultado es solo este, que todo lo que uno ha alcanzado, lo que uno ha conseguido, sea terrenal o celestial, uno puede ponerlo a disposición de los demás. Propkar, que en el lenguaje del Vedanta significa trabajar por el beneficio de otros, es la única ganancia verdadera de la vida.   

La única diferencia entre el logro espiritual y la lucha constante de la vida es que en la vida mundana uno lucha en otra dirección. En la vida mundana, sea en negocios, en política, en la industria o en cualquier camino de la vida, si una persona se muestra carente del poder que le permite luchar camino adelante, no encuentra más que fracaso. Puede ser una buena persona, puede ser santa, una persona espiritual, pero esto no cuenta. Es por esta razón que tantas personas en el mundo pierden su fe en la bondad y la espiritualidad, cuando ven que esta bondad no parece contar en la vida. Pero es absurdo que una persona espiritual diga que la espiritualidad, la bondad y la piedad ayudarán en las propias dificultades mundanas. Debería uno tener su propia inspiración y poder para atender a las demandas vitales en la lucha de la vida. El buscador del camino espiritual no debería olvidar que flotar en el aire no es bueno; pararse sobre la tierra es la primera cosa que necesita. Hay muchos que sueñan, que viven en el aire, pero eso no responde a nuestro propósito. Cuando se quejan de estar haciendo el trabajo espiritual, y aun así estar en malas circunstancias, olvidan que el lenguaje de ambos caminos es diferente, que la ley de cada camino es diferente. Por eso distingo entre esos dos caminos, para aclarar que el uno tiene poco que ver con el otro. Esto no significa que la persona perversa va a tener éxito o que el éxito se gana mediante al maldad; si fuera así, solo habría un éxito mortal. Sin embargo, no podemos reprocharle al espíritu por el fracaso en las cosas mundanas, pues las cosas del mundo pertenecen a otra inspiración; de no ser así, todos los grandes sabios serían millonarios.  

Continuará… 

Traducción por Vadan Juan Camilo Betancur G.  

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