Cuentos: No soy nada
Hace mucho tiempo sucedió que cierto maestro y su discípulo se encontraban realizando sus prácticas y oraciones cuando, por la Gracia Divina, que actúa de acuerdo con su propia voluntad y nunca responde a las exigencias de la lógica terrenal, ambos fueron transportados a los más altos cielos y colocados sobre el tapete del mismísimo Recinto del Trono Sagrado. Una luz demasiado brillante para soportarla resplandecía a su alrededor, y las voces infinitas del coro angelical cantaron con alegría celestial incesantes alabanzas al Creador.
Cuando regresaron a la polvorienta tierra, y finalmente fueron capaces de hablar, el maestro dijo con vos temblorosa al discípulo. “¿Viste?”
“¿Ver que, maestro?”
“¿Ver qué?” hizo eco el maestro. “¿No miraste arriba al Trono?”
“¿Arriba?” dijo el discípulo. “Oh maestro, ¡yo no soy nada! Soy demasiado insignificante para pensar en mirar hacia arriba”.
“¡Idiota!” dijo el maestro. “Si quieres ser nada, ¡mirar hacia arriba te hubiera curado de tu yo para siempre!”
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel