Hazrat Inayat: Five Stages of Life (Spanish version)

Hazrat Inayat: Cinco etapas de la vida

Así como un individuo externamente pasa por cinco diferentes etapas en la vida, así también el alma interiormente pasa por cinco etapas. Así como hay infancia, niñez, juventud, madurez y avanzada edad, también hay un desenvolvimiento del alma que muestra cinco etapas hacia su maduración. Y por lo tanto, cualquiera que sea la edad exterior, el alma puede tener su propia etapa de desarrollo que no depende de esa edad externa. Hay una etapa cuando la vida es atractiva para el alma, hay otra etapa en que la vida es tentadora para el alma, otra cuando la vida es desconcierto para el alma, otra cuando la vida es fútil para el alma, y otra cuando la vida es más hermosa para el alma.

Es en la infancia del alma cuando la vida le es atractiva. Todo, sea correcto o equivocado, bueno o malo, tiene un encanto para esa alma. Está lista a arrojarse a una fosa, caer en una zanja, correr entre espinas, hundirse en el lodo, todo es atractivo, bueno o malo, de donde quiera que venga. Esta es la infancia del alma. En ese momento el alma es nueva y vigorosa, apreciativa y observadora, justo como un bebé. Porque para un bebé aun el fuego es lo más hermoso, le gustaría poner algo de fuego en el bolsillo. Y esta es la condición de la generalidad (por ejemplo, de la sociedad en general). Nunca se debe pensar que las almas infantiles raramente se encuentran; deben saber que la mayor parte de la humanidad son almas infantiles.

Nunca olvidaré un día en Calcuta cuando vi a un Madzub parado en medio de la calle, riendo a todo pulmón. Nadie sabía qué era lo que hacía reír a Madzub: aparentemente no había nada. Pero me tomó algún tiempo descubrir qué lo hacía reír así, y encontré que todo lo hacía reír: el correr de la gente tan absorta y envuelta en sus pequeñas fantasías y su interés en la gran importancia que todos le daban a pequeñas cosas de la vida vida que al final son de muy poco valor. Y verlos tan entusiasmados e inmersos en sus pequeñas fantasías era suficiente para que el Madzub se riera por horas y se entretuviera. Cualquiera afinado a ese tono mira desde ahí tal cómo se ve. Frente a él estaba un juego de muñecas.

Y luego viene una época en que no todo le atrae al alma. Todo lo que el alma ha llevado a su corazón es lo que le atrae. “Su corazón es donde está su tesoro”. Es el momento en que llega la tentación. Todo lo que uno desea, lo que quiere poseer, lo que valora, a lo que le da importancia, es lo que persigue y es ahí donde está su tentación. Decepción es lo que frecuentemente ocurre. Pero aun si una cosa le decepciona, hay nuevamente otra tentación que lo hace olvidar su desengaño; hay algo más. Y así continua, una cosa después de la otra. Siempre haciéndose ilusiones, siempre poniendo su mente en las cosas, siempre encontrándose con que no llegó a nada, y de nuevo siempre listo a entregarse a las tentaciones. Y así continua por la vida. Nunca hay un final a sus tentaciones. Si no es una cosa, es otra. Y nunca obtiene satisfacción en las cosas con las que es tentado, porque ellas son sólo las sombras que cubren la realidad.

Y hay una tercera etapa, que está ligada a a la mediana edad del alma, cuando la vida no es necesariamente atractiva, ni tentadora, es maravillosa. Le ofrece un interés para mirar a través de ella, para estudiarla, entenderla, y este mismo mundo en el que ha vivido varios años, empieza entonces a cambiar en cada momento. Su campo de estudio se vuelve vasto, cada experiencia, cada condición, cada acción, cada persona le enseña algo. Lo que aprende hoy, lo desaprende mañana, porque hay otra experiencia, una nueva, contraria talvez a lo que aprendió ayer. Y entonces sigue a lo largo del camino de revelación, y la vida le ofrece mayores y mayores maravillas en todas las cosas que ve. Observa, mira y se asombra, y a veces está completamente desconcertado por esto: naturaleza aparte, su misterio, su secreto, su carácter aparte, la naturaleza humana que mira de la mañana a la noche, el modo del sabio, los modos de los tontos, y el modo del quien obra bien y de quien obra mal, y cómo las cosas cambian y giran, y se esconden y se manifiestan. Esto le da tanto en que pensar y estudiar y observar, que ni un momento de su vida parece haber sido desperdiciado. Ese momento se llena con una hermosa visión.

Entonces hay una etapa más, cuando el alma comienza a levantar la cortina que esconde las esperanzas. Comienza a levantar, por así decirlo, la cortina que cubre la naturaleza humana. Parece como si un velo se levantara de todas las cosas, de todas las condiciones, y que los colores que una vez parecían brillantes se volvieran apagados, la luz de las gemas y joyas se volviera pálida. Mira detrás de los apegos y desapegos, del amor y odio, los hilos que los sostienen. Ella ve, como dice Omar Khayyam, “Una diferencia de un cabello entre lo correcto y lo equivocado”. Para ella, cielo y tierra parecen tocarse. Abismos entre cosas opuestas han sido removidos de su vista. Entonces comienza a sentirse indiferente, comienza a sentirse independiente. Los pinchazos del día a día no le lastiman, tampoco se siente exaltado por rosas rojas. Construye esperanzas, pero no como cualquier persona. Tiene una sola esperanza, y esa esperanza es en la realidad; todas las otras esperanzas no significan nada para ella. Su indiferencia no es hostil, su independencia no es engreída. Porque con su indiferencia no descuida a los demás, su indiferencia es su independencia. No le importa si es marginada. Por su indiferencia ella no evita hacer por los demás todo lo que debe. Solamente es independiente de lo que los demás hacen por él. Es esa forma correcta de indiferencia e independencia lo que en en el idioma de los hindúes se llama “Vairagya”. Este espíritu se vuelve desarrollado.

Y entonces sigue aquel estado ideal de la revelación del alma. Cuando el mundo con todas sus limitaciones y las personas con todas sus faltas, son todas toleradas, todas son perdonadas. Hay una constante manifestación de simpatía y amor que continua expandiéndose tal como un pequeño estanque de agua se expande y se vuelve un océano. Y en esta expansión el espíritu divino se expande, y el hombre, con todas sus limitaciones, permanece únicamente como un amante, ocultando esa perfección divina que se expande detrás de él. El mundo no es atractivo para esa alma, ni tentador, tampoco maravilloso, ni fútil, es más bello.

“Dios es bello y ama la Belleza”

 Traducido por Inam Rodrigo Anda

3 Replies to “Hazrat Inayat: Five Stages of Life (Spanish version)”

  1. Walia Esperanza Holguin

    Aprender a aceptar los cambios de nuestra vida externa es todo un reto, algunas personas llaman madurez, al simple hecho de actuar de acuerdo con su estado físico.
    Ahora ya no se trata de aceptar las etapas del alma interior, ahora es aprender a escuchar, a atender a ese anhelo del alma de adquirir la madurez. ¿Qué impide el avance? ¿qué impide la madurez? ¿miedo?

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  2. Mangala

    dear Nawab, Thank you so much for the Inner calls!
    only some of them are only in Spanish version like this one, but helas I can’t read or speak Spanish, could you please send them again, in English to me ?
    Thanks you for the trouble, love, Mangala

    ps And now I am writing I wanted to tell you all the time ,how much I loved your speaking and your wife’s wonderfull dancing in the Summerschool, It was so dear to me and so full of beauty to see and feel the harmony and loving connection of you two to each other in this sacred happening.

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    • Nawab Pasnak Post author

      Very dear Mangala,

      Many kind thanks for your message, and especially for the appreciation of Nirtan’s dancing. Regarding the posts in Spanish, they only come as a translation of something first posted in English, and the name of the first post is always given. In this case, if you go back through the earlier posts looking for Hazrat Inayat: Five Stages of Life, you will find the original post. The brothers and sisters offering the Spanish translations try to do them without delay, so it means you should not have to search very far back in the blog.

      Thank you again for writing, Mangala. Sending loving greetings,

      Nawab

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