Hazrat Inayat: Mensaje y Mensajero Parte IX
Continuando en nuestra serie, Hazrat Inayat Khan enfatiza aquí la absoluta unidad y universalidad del mensaje, aunque ha sido dado en momentos diferentes y en formas diferentes. La publicación anterior de la serie se puede encontrar aquí.
La palabra “Mensaje” en sí misma transmite un significado diferente al de una filosofía intelectual. Hay dos ideas que prevalecen en el mundo: una es que el hombre ha evolucionado a través de los años y los siglos, y la otra que, como ha dicho Salomón, no hay nada nuevo bajo el sol. Y esto nos explica que la verdad divina siempre ha sido y siempre será la misma. Nadie puede mejorarla, y nadie puede dar un nuevo mensaje. Es la lengua Divina que a veces ha hablado más fuerte, y a veces en un susurro, y es la conciencia del espíritu divino la que hizo que Cristo dijera: “Soy el Alfa y la Omega”. Aquellos que limitan a Cristo al periodo histórico de la vida del Profeta de Nazaret seguramente limitan el mensaje, a pesar de su declaración abierta de que él es el primero y el último.
Según este punto de vista, el mensaje se ha dado cada vez en una forma adecuada a la evolución de los pueblos de esa época en particular. El hombre divide, Dios une a la humanidad. El hombre se complace en pensar y sentir: “Soy diferente de ti; tu eres diferente a mí”, en nacionalidad, raza, credo, o religión. En los animales este sentimiento es aún más pronunciado. Pero a medida que el hombre evoluciona, su tendencia es a unirse, a convertirse en uno. ¿Acaso vino Jesucristo a formar una comunidad exclusiva llamada Cristiana, o Buda a fundar un credo llamado Budismo?. ¿O fue el ideal de Mahoma formar una comunidad llamada Mahometana? Al contrario, el Profeta advirtió a sus discípulos que no debían vincular su nombre a su mensaje, sino que debía llamarse Islam, el Mensaje de Paz.
Ninguno de los maestros vino con la idea de formar una comunidad exclusiva, o de dar una cierta religión. Vinieron con el mismo mensaje de un único y mismo Dios. Ya sea que el mensaje estuviera en Sánscrito, Hebreo, Zend o Árabe, tenía un único y el mismo significado. La diferencia entre religiones es externa; su significado interno es uno. Si el hombre sólo hubiera entendido esto, el mundo habría evitado muchas guerras, porque la guerra ha sido causada en su mayoría por la religión, religión que fue dada al mundo para establecer la paz y la armonía. ¡Qué lástima que la guerra y el desastre vengan de la misma fuente!
El mensaje Sufi es un recordatorio para la humanidad, no para una nación sino para todas; no para uno, sino para todos los credos. Es un recordatorio de la verdad enseñada por todos los grandes maestros de la humanidad: que Dios, la verdad, la religión son uno, y que la dualidad es sólo una ilusión de la naturaleza humana. Piensa, entonces, qué gran tarea reside bajo este mensaje, en este momento cuando nación está contra nación y raza contra raza; cuando los seguidores de una religión están constantemente trabajando contra los seguidores de otra religión, y clase contra clase; la competencia, el odio, y los prejuicios prevalecen en todas partes. ¿Cuál será el resultado de todo esto? ¿Qué puede producir el veneno? No néctar; sólo veneno.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.